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Aunque no existe un estudio en detalle de lo que hoy conforma el municipio de Zaragoza, se sabe que este fue un sitio de gran importancia por su posición estratégica, en el conjunto geográfico donde se encuentra, es por así decirlo “un puerto” que permite la comunicación de los valles del Altiplano de México, con la región costera del Golfo.
Se ha constatado que por nuestros entornos, desde épocas muy tempranas, hace aproximadamente unos 15,000 o 10,000 años, han dejado sus huellas los primeros recolectores cazadores que recorrieron en forma nómada los grandes bosques que cubrían y cubren gran parte de nuestras montañas, encontrándose sus restos en lugares cercanos a los ríos, o en algunos abrigos rocosos, donde se han localizado aisladamente sus vestigios: fogones, puntas de proyectil, raspadores y otros objetos de su cultura.
También se han encontrado en nuestra área, las huellas de los asentamientos de los primeros aldeanos, que mucho más tardíamente, hacia el año 800 o 600 antes de nuestra Era, también alrededor de las fuentes de agua hicieron sus rústicas chozas. Por lo cual nuestros contemporáneos, han encontrado en sus terrenos de cultivo gran cantidad de toscos fragmentos de cerámica, que son parte de los utensilios caseros que usaban y son los únicos testimonios de su presencia. Estos materiales, conocidos comúnmente como “tepalcates”, se han localizado en los sitios como “EL PORVENIR”, “RANCHO VIEJO”, “XALEHUALA”, colonia “SAN MARTÍN”, y en la parte poniente de nuestra población, detrás de la iglesia de “Nuestra Señora del Pilar”.
Podemos anotar también que al referirse al área que abarcaba en tiempos prehispánicos la provincia tributaria de TLATLAUQUITEPEC, el arqueólogo Cepeda nos dice que:
“...el conocimiento que tenemos del área de estudio, nos permite inferir, que los primitivos pobladores eran de cultura sedentaria y agrícola, sin que hasta el punto sepamos de donde vinieron, es decir no sabemos la filiación étnica de los mismos”.
En una probable segunda migración, durante las primeras etapas del Clásico, Veracruz en sus áreas noroeste y norte, sufre varias convulsiones, provocadas por la intrusión de grupos humanos de diversa procedencia. Según el Prof. Melgarejo Vivanco, uno de estos pueblos quizá fue el de los colhua-toltecas, que en su peregrinación recorren parte de la Sierra Norte de Puebla. Estas gentes habrían de llegar con una cultura más avanzada, en un tiempo que se ha comprendido entre los años 300 a 500 de nuestra Era, correspondiente al período cultural del esplendor de Tajín y los grandes centros del altiplano, esto según los datos arqueológicos de Zacapoaxtla y Xiutetelco, en el cual moradores provenientes del centro de México, de cultura teotihuacana llegan a nuestra región a construir arquitectónicamente monumentales edificios, esto también a los registros que se guardan en las relaciones geográficas de Xonotla y Tetela.
Por esta razón en nuestra región, las aldeas y los pueblos se transformaron, muchos permanecen y otros reaparecen en forma de centros urbanos, ciudades, que sujetarán a todas las aldeas de nuestro entorno para que con sus tributos surja una complicada casta sacerdotal que explotará los recursos naturales, estableciendo fuertes nexos comerciales, que permitieron transformar y enlazar a las grandes urbes como la Ciudad Sagrada del Tlachihualtepetl (Cholula), Teotihuacan, o el Tajin, con los productos regionales.
De este momento, se han localizado en áreas de Zaragoza, talleres de fabricación de útiles de obsidiana, una obsidiana azulada, de la que se han localizado sus minas en las cercanías de la vecina población de Oyameles, y de la cual hemos encontrado núcleos de donde se extraían las navajas, raspadores y raederas, puntas de lanza y aún pequeñas puntas de flechas. Probablemente también de nuestra región se obtenían, plumas de pájaros de hermosos colores, carne de venados y jabalíes, animales montaraces, como linces, ocelotes, tigres y aún pumas, todos estos productos fueron de explotación y fabricación local y los moradores procuraron su comercialización.
Por esta época también aparecen los primeros montículos o pirámides ceremoniales, que quedaron como huellas arqueológicas, por ejemplo los restos que se encuentran en una loma cercana, al norte en relación al puente de “Acuaco”; donde existen las huellas de un montículo arrasado por los agricultores; el diámetro de éste es de aproximadamente 5 metros. En la actualidad este montículo casi ha desaparecido, sin embargo se sabe de la existencia de otro en terrenos del llamado “Ejido de Zaragoza”, y de otros más que fueron destruidos, principalmente en el lugar conocido como “Tecajetes”, a donde “a decir de algunas personas”, se han encontrado objetos de cerámica.
En otras partes de Acuaco en forma ocasional se han encontrado aunque esporádicamente cuchillos y puntas de flechas de obsidiana, sobre todo en el lugar denominado “Rancho Viejo” se han hallado aparte de fragmentos de cerámica, también núcleos cónicos, raspadores y otros objetos, que seguramente forman parte de los talleres líticos, que hemos mencionado.
Debemos decir en honor a la verdad, que en toda Mesoamérica se dieron fuertes cambios entre 700 y 800 de nuestra época, éstos ni los especialistas lo han podido explicar, no sabemos como o porque las ciudades de ésta época desaparecieron, estamos concientes que nuestra región no fue ajena a los cambios ocasionados por tal acontecimiento, y que lo que si podemos constatar es que hacia el año 600 de nuestra Era, una de estas grandes ciudades cobra un esplendor inusitado, y aunque no sabemos de donde vinieron estas gentes, ellas realizan un enorme esfuerzo arquitectónico que da a luz una de las más grandes ciudades del altiplano: la ciudad que hoy conocemos tradicionalmente como “CANTONA”, que se encontraba a la orilla de una cuenca endorreica que contenía un enorme lago a orillas del cual se desarrolló. Esta enorme urbe sujetó a su control el territorio que estaba a su alrededor, y lógicamente las gentes que vivían en sus entornos pasaron a ser sus tributarios, como consecuencia las gentes que vivían en Zaragoza se incorporaron a esta tributación y vasallaje.
Y según el padre Torquemada en el año 719, los totonacos hacen su aparición en el área, consolidándose como pueblo dominante cien años más tarde, hablándose de su permanencia en Zacatlán, Huachinango, Tlapacoyan, Tlatlauquitepec e Ixtacamaxtitlán también en Tulancingo y Cempoala.
Esta situación según las fuentes históricas cambió cuando la ciudad de “Caltona”(corruptamente “Cantona” “La ciudad del Sol”, de Calli: casa y tona: apócope de Tonatiuh, Sol), cayó a sangre y fuego de las gentes bárbaras Chichimecas después de 1173, en el siglo XII de nuestra Era.
OBJETOS DE OBSIDIANA, PIEZAS CÓNICAS CONOCIDAS COMO NÚCLEOS DE NAVAJAS, A LA DERECHA RASPADORES Y RAEDERAS PARA SEPARAR LA CARNE DE LA PIEL DE LOS ANIMALES, PUNTA “LACEOLADA” DE PERDENAL Y PEQUEÑAS PUNTAS DE PROYECTIL PARA FLECHAS. (PIEZAS ARQUEOLÓGICAS ENCONTRADAS EN LOS SITIOS; “RANCHO VIEJO” Y “ACUACO”)
INVERTEBRADOS FÓSILES, SE ESTIMA QUE TIENEN UNA ANTIGÜEDAD DE 220 MILLONES DE AÑOS, SE LOCALIZAN EN LA PEDRERA DE ACUACO, ZARAGOZA, PUEBLA.
La Historia Tolteca Chichimeca (1), cuando habla de las noticias de los Chichimecas nos dice que alrededor del año:
“6 calli (1173) estos de Quauhtepec, se fueron a Culhuacan, a Tlatlauqui- Centliynaucan, a Nextepec y a Tlatlauquitepec, entre otros muchos pueblos y a “Cozotepec dónde durmieron”.
En el año 9 técpatl (1176, tres años más tarde), la gente chichimeca, después de vencer al señor Zintecatl, “.......Luego destruyeron a los Iztaquimaxtirlantlacas,, Tlatlauquitepeuaques”.
Fue entonces que las gentes que se habían asentado en Cuahtinchan, de origen Chichimeca, se apoderan principalmente de la provincias de este lado de la sierra, haciendo que los pobladores originales inicien un proceso que permita su reacomodo, peregrinando hasta nuevos asentamientos, fueron estos chichimecas también los que introdujeron la lengua otomiana y después la nahuatl en nuestra área. Y fueron estos del grupo de los acolhua-chichimeca los que fundaron los señoríos de Ixtacamaxtitlán y de Tlililiunquintepec hoy (Tlaxco, Tlaxcala), también fue el grupo de los chichimecas Zacateca, los que fundaron Zacatlán y finalmente fueron los tzauteca, los que dieron origen al señorío de Tzautla.
Es preciso reconocer que en el territorio que comprende el municipio de Zaragoza, es muy notable la existencia de lugares e incluso predios que conservan o poseen un nombre de origen nahuatl, lo cual habla de la presencia temprana en nuestra región de éstas antiguas gentes pobladoras. Como una muestra de ello, haremos mención aquí de algunos de estos nombres: como los de Acuaco, Capolapa, Chicalingo, Cuamile, Chichizoquiapan o Chichilzoquitipan, Cuahuatzalan, Cuapasolapa, Cuatmezala, Huitzizilapan, Ixmatlaco, Mecayucan, Ognamacoyan, Tecajetes, Tetelhiticapan, Tetzoncorral, Yancuicapan y Xomeco.
Desde hace mucho tiempo ha sido importante el lenguaje para reconocer la presencia de los grupos afiliados a los chichimecas, por ejemplo los nombres como el de “Mazapa”, (nombre del casco que se localiza al suroeste viniendo de Libres, antes de llegar al sitio de Acuaco, su nombre procede de mazatl-venado y pan-lugar del), también el llamado Rincón de Acuaco conocido como “Yancuicapan”, corrupción de Yancuitlalpan (lugar de tierra nueva), donde los pobladores locales han encontrado también algunas vasijas con base trípode y ollas. Estos fueron sitios preferentemente poblados por los chichimecas históricos del siglo XII de nuestra Era.
De los toponímicos anteriores, nosotros consideramos que “Chichizolquipan” (de chichiloa-nitla algo bermejo o colorado, zoquitla- lodazal, y apan, canal(2), por tanto “en el lodazal de tierra colorada”) correspondería en gran medida el nombre al pequeño valle donde se asentó nuestro centro urbano en especial hacia la parte norte y su significado correspondería precisamente a: “TIERRA COLORADA”. Aunque en la actualidad, estamos concientes de que la moderna cabecera municipal de Zaragoza, ha perdido su nombre indígena, estamos seguros que bajo sus cimientos especialmente en los terrenos que ocupa la estación del ferrocarril, existen restos de lo que creemos, fue una congregación indígena, un pueblo, del que sustentamos fue la antigua “ACUACO” donde hacia 1650 el obispo Mota y Escobar, es recibido por los pobladores de Tlatlauquitepec.
A pesar de lo anterior diremos que fue el maestro Vicente Toledano (3), quien puso énfasis en el lenguaje de los pobladores de toda esta porción de la Sierra Norte, de aquí (Zaragoza), a las estribaciones que se ha dado en llamar, “Pie de Monte” es decir las faldas orientales de la Sierra Madre, la porción que da hacia las planicies costeras, llamándoles a sus pobladores “Olmeca Mexicanos”.
Estas consideraciones las realiza el maestro Toledano, en base a lo que el cronista de Tlaxcala, don Diego Muñoz Camargo (4), nos dice en su HISTORIA DE LA CIUDAD Y PROVINCIA DE TLAXCALA, que:
“...La misma amistad se tenían (los tlaxcaltecas) con los Zacatecas, Ixtacamaxtitlancaques, Tzacuhtecas y Tlatlahuquitepehuanques. Todas estas naciones que son Olmecas....”
Haciéndose mención con esto posiblemente a que en la memoria de los viejos informantes de don Diego, se conservaba el registro de la migración que realizaron los señores Olmeca Xicalanca después de la destrucción de sus principales señoríos en el valle, Cacaxtla y el del cerro Zapotecas, hacia esta parte de la Sierra de Puebla, esta rama étnica que fue la portadora no solo del idioma, sino de un enorme bagaje cultural. Es por lo que a estos pueblos, el maestro Toledano los ha llamado con razón “Olmeca Mexicanos”, por la fuerte herencia cultural que conservaron, de las convulsiones que repercutieron en estas tierras en el siglo XII.
A Zaragoza, algunos investigadores cuya opinión dista mucho de la realidad que prevalece respecto de nuestra“Indonimia Geográfica” ,, le atribuyen el nombre indígena de “TLALCUECHAHUAYAN” tomando quizás en cuenta las condiciones climáticas del lugar, ya que de acuerdo a esto significa “LUGAR HÚMEDO Y DE FRECUENTES LLUVIAS”.
La idea de este nombre fue retomada por los recopiladores del “Centro de Estudios Municipales”, y hecha pública por medio del libro “LOS MUNICIPIOS DE PUEBLA”. Por lo que fue adoptada por las autoridades municipales de Zaragoza, del periodo administrativo 1993-1996, toda vez que existía un vacío en cuanto a los datos anteriores a la Conquista sobre el nombre indígena de nuestra patria chica, y era necesario contar con un nombre que diera propiedad a la localidad y que cubriera la necesidad planteada.
Sin embargo hemos considerado necesario por salud de la tarea histórica; hacer la desmitificación de éste concepto tomando en cuenta que “Tlalcuechahuayan” no corresponde en realidad a la lámina 29 de la matrícula de tributos y a su equivalente en el folio 51 reverso, del Códice Mendocino referente a la provincia mexica de “TLATLAUQUITEPEC” y de sus respectivos pueblos o señoríos tributarios.
Con esto no se pretende negar la existencia del toponímico de “Tlalcuechahuayan”, sin lugar a dudas existe, solo que este pueblo no aparece consignado ni en el recorrido realizado por el obispo de la Mota y Escobar, ni tampoco en la “Tasación de Pueblos”, sin duda como tributario corresponde seguramente a otra provincia, y por tanto sin ninguna relación con Tlatlauquitepec, y mucho menos con Zaragoza.
Así que para poder establecer la denominación más acorde al inmediato pasado, se propone que debemos poner especial atención a los nombres que se han conservado desde tiempos de la Colonia: como el de “Acuaco” (de atl, agua. Cúa de cuahuitl, árbol y co, lugar, lugar del agua entre los árboles) y “Chichilzoquiapan”, los que aparecen con una relación más directa en cuanto a datos históricos hallados e ubicación geográfica.
El arqueólogo Gerardo Cepeda Cárdenas, quien realizó un estudio de la Sierra Norte de Puebla (5), en el año de 1970, nos dice en el mismo:
“Acuaco” (TL-I) mejor conocido como “Puente Acuaco”, se encuentra localizado al suroeste de la cabecera municipal de Zaragoza, aproximadamente a 3 Km. Bajo este puente atraviesa uno de los afluentes del rió Apulco”.
Es importante hacer notar que la opinión del arqueólogo Cepeda, en cuanto a que Zaragoza sea “LA ANTIGUA ACUACO” tiene en efecto un gran sustento, puesto que se ha podido comprobar que el paraje llamado “Acuaco” ocupa la parte sur del actual centro urbano de Zaragoza y es posible que en gran medida se extienda desde cerca de la comunidad llamada Mazapa hasta el hoy Zaragoza y más hacia el oriente.
En este rubro pretendemos establecer los hechos históricos que se realizaron en nuestra región partiendo del momento en que las gentes del Altiplano Central, emigraron por primera vez a estas tierras serranas, lo cual ocurrió aproximadamente en el año de 1454.
Culminaremos este capitulo, con lo acontecido casi cien años después, en el momento en que los pueblos de la región fueron encomendados a los españoles conquistadores para su beneficio, lo cual ocurrió entre los años 1523 y 1535 de nuestra Era.
Los primeros datos que las fuentes nos proporcionan se refieren al desplazamiento de gentes procedentes del centro de México, que en 1454, es decir a mediados del siglo XV, cuando en aquellas tierras, ocurrió una terrible época de sequía que duro más de dos años, que tuvo como consecuencia una hambruna en los señoríos del centro, originando que aquellas gentes, los “macehuales” saliesen en busca de comida, la cual encontraron en estas feraces tierras. Este grupo de migrantes se dirigió hacia la costa del Golfo de México, porque fueron informados por los “pochtecas” (comerciantes) que la sequía no había afectado los productos de la tierra en estas regiones, que aquí había comida suficiente para los pobladores y también para ellos, nosotros tenemos la firme creencia, que esto permitió que muchas de las familias fueron de los mexicas, y que éstos a su vez fueron acompañadas de otras muchas familias que sufrían el mismo pesar, como la de los texcocanos, las de Tlacopan, las de Tlatelolco, las de Iztapalapa, de Coyoacán y aún las de Atzapotzalco y Chalco.
En esta ocasión se efectuó un hecho similar al que tres siglos antes habían realizado los “colhua-tolteca”, cuando migraron de su asentamiento original “TULA” en el estado de Hidalgo, los migrantes en aquella ocasión vinieron no solo a buscar comida sino a sentarse definitivamente en los territorios más propicios de estas tierras. Pensamos nosotros, que los mexica que aprendieron bien la lección, van a repetir esto aproximadamente 15 años después de su primera migración, es decir, primero habían venido a ver y después regresaron por el grueso de las tropas para lanzarse a la conquista, y que fueron los primeros migrantes por lo que regresaron después de la hambruna con los valiosos informes que permitirán el conocimiento de estos territorios.
Finalmente mencionaremos que por las fuentes del centro de México, la Matrícula de Tributos, el Códice Mendocino, los Anales del Museo y la Carta de Nazareo de Xaltocan (ENE.) sabemos que el gran general Ahuizotl, conquista para su señor Moctezuma Ilhuicamina, nuestra región en el siglo XV, concretamente en 1469, integrando en una solo provincia tributaria a los señoríos de la sierra, y colocando la capital de la misma en TLATLAUQUITEPEC. Donde los mexicanos establecieron a partir de entonces una gran guarnición con un regidor militar (el último fue Olinteuhtli) y un destacamento de guerreros que ascendía a unos dos mil soldados, (los que en tiempo de la Conquista aparecen como criados del señor Olinteutli).
La gran provincia tributaria mexica de “TLATLAUQUITEPEC”, comprendía a su vez a otros diez señoríos independientes, que eran a su vez, cabeceras de otros tantos pueblos, antiguamente estas cabeceras provinciales que dependían de “TLATLAUQUITEPEC”, eran (siguiendo su colocación en la foja 51 del Códice Mendocino): ATENCO, TEZIUTLAN, AYOTOCHCO, YANCUITLALPAN, XONOTLA, TEOTLALPAN O HUEYTLALPAN, IZTEPEC, IXCOYAMEC, YAONAHUAC Y CALATEPEC.
Los nombres de estos señoríos se encontraban colocados según realizaba el recorrido el calpixque general o cobrador de tributos del “Imperio mexicano”, es decir, era el recorrido para colectar los tributos cada 80 días.
Los estudiosos están de acuerdo en que la conquista de nuestra región fue con objeto de establecer un camino que rodeando a las gentes de la “Republica de Tlaxcala” hiciera contacto con los señoríos totonacas y permitiera además la conquista de aquellos pueblos que por sus productos consideraban más ricos, es decir se trataba de conquistar a los totonacos tanto los de la sierra, principalmente el señorío de Tuzamapan el más afamado, así como los de las planicies costeras, los señoríos de Misantla, Cempoala, Atlán y Tzicóhuac.
En este tránsito de conquista quedará incluido el territorio de Zaragoza, dentro de este camino, los pequeños señoríos de Ixcoyamec, Zacapoaxtla y Tlatlauquitepec, donde los mexicanos establecerán disposiciones defensivas, como así lo indican aún hoy. Los planos de esos asentamientos, es decir las casas y manzanas de estos lugares se realizarán en bloques paralelos y escalonados, de tal manera que en caso de guerra la misma arquitectura de la población sirviese de elementos defensivos (Arqueólogo G. Cepeda, comunicación personal).
Tlatlauquitepec sería convertido por los tenochcas en la residencia del regidor militar de la región, por lo que ésta y su territorio conformarán uno más de los grupos de señoríos que a semejanza de los estados modernos, representará una “provincia tributaria”, la cual será regulada por la tasación de tributos de la “Matricula de Tributos” Y/o “Códice Mendocino”, en ambos documentos aparece rindiendo sus aportaciones cada 80 días.
TLATLAUQUITEPEC EN LA ACTUALIDAD
En el año 1 conejo (1454), se da una migración a estas tierras serranas por parte de los mexicanos, a causa de la carestía agrícola de la meseta, por lo que debido al hambre que existe en su lugar de origen, deciden ya no salir de la sierra.
Los Anales de Tula nos dicen:
“2 Tépatl, 1468 calli, 1469. Aquí murió Moctezuma el viejo, antes de morir conquistó a Tlatlauquitepec, se entronizó Axayacatsin”.
Respecto a Netzahualcoyotl se nos dice:
“Sujetó cuarenta y cuatro reinos y provincias fuera de todo lo referido. (entre ellos a Tlapacoyan, tlacozahuititlan, Tlatlauquitepec y Mazahuacan, con otros muchos lugares”.
El maestro Vicente Lombardo Toledano, en su trabajo “Geografía de las lenguas de la Sierra de Puebla” nos dice que: “casi toda la Sierra de Puebla formaba parte del Totonacapan, y que reinando...
Xotautan, aparecieron por el Oeste los Chichimecas, y que gobernando Catoxcan, dejo en el poder a sus dos hijos Nahuacatl e ixcahuitl, y que entonces comenzaron las discordias y ambos gobernantes emigraron par ir a mandar a otros grupos, y que Ixcahuitl tuvo un hijo llamado Cuatemacatl y este otro que bautizaron con el nombre de don Miguel. Que un poco antes de esta época viéndose los totonacos divididos entre si y ausentes sus señores, ellos también se ausentaron repartiéndose por distintos lugares y que entonces, los chichimecas que ya andaban revueltos con los totonacos, tomaron las tierras como si no hubieran tenido dueños y se hizo señor de ellas Xihuilpopoca, sujetando a los totonacas, sucediéndole Motecuhcuma, principal señor de los Chichimecas y a este Cuautlacyana, y fueron sujetos por los mexicanos”.
Así mismo nos dice...
“...a partir de entonces, el éxodo de los totonacos se hizo más intenso: llegaron hasta la costa de Veracruz y ocuparon la parte sur de la misma Sierra de Puebla. Que posteriormente los olmecas, arrojados también por los chichimecas, en Tlaxcala y otros lugares, llegaron a poblar la Sierra. Y quizá encontrándose en el norte con los mismos enemigos, que los habían echado de su propia casa. Se esparcieron por el sur de la Sierra con los pobladores de la región en su férula, y en estas condiciones los encontró el conquistador”.
En cuanto a la Conquista de México, por lo que respecta a estas tierras la Enciclopedia de México señala que:
“......Los grupos indígenas de Puebla fueron sometidos por los conquistadores españoles aprovechando el resentimiento que habían despertado la dominación de los mexicas y las constantes guerras que se suscitaban entre los territorios agrícolas y las rutas comerciales. En agosto de 1519, Hernán Cortés , sus soldados y sus aliados indígenas de Zempoala penetraron al territorio ocupado por los señores de habla nahuatl de la Sierra de Puebla, cruzaron por la región de Tlatlauqui, tocando Zautla, y después Ixtacamaxtitlan sin encontrar resistencia”.
“Primero visitaron Zautla, que en las crónicas aparece como Xecotla, Zacotlán o Tzaoctlan. Enclavada en la sierra a la orilla del rió Apulco o Coyuca”.
Para ubicarnos en el paso de Cortés y sus ejércitos, primero situémonos en Cempoala. Don Nicolás León, en su libro “Compendio de la Historia General de México”,dice que:
“....Salió Cortés de Cempoallan o la Nueva Sevilla para México, el día 16 de agosto (1519), con 400 peones, 16 caballos, 1300 Totonacas al mando de sus jefes, y seis piezas de artillería. Tomaron camino de las montañas pasando por Xalapan, Xicochimilco, Ixhuacan: bajaron de las sierras al valle y a Xocotla, lugar próximo a Tlaxcallan, donde descansaron, agasajados por Olintec (el cacique temblón).
Francisco López de Gómara, en su historia de la Conquista de México, lo refiere de la siguiente manera:
“Dos leguas pasado el puerto, era la tierra estéril y pobre, más luego dio el ejercito en un lugar que dijeron Castiblanco, por las casas del señor, que eran de piedra, nuevas blancas y las mejores que hasta entonces habían visto en aquella tierra, y muy bien labradas; de que no poco se maravillaron todos. Llamados en su lengua Zacotlan, aquel lugar, y el Zacatami y el señor Olinelec”.
El propio Hernán Cortés, en su segunda carta de relación fechada el 30 de octubre de 1520, en “Segura de la Frontera” (Tepeaca), informa:
“Al cabo de estas tres jornadas pasamos a otro puerto... y en lo alto de él estaba una torre pequeña casi como humilladero, donde tenían ciertos ídolos, y alrededor de la torre más de mil carretadas de leña cortada, muy dispuesta, a cuyo respecto le pusimos nombre el Puerto de la leña; y a la bajada de dicho puerto entre unas sierras muy agras, esta un valle muy poblado de gente que, según aprecio, debían ser gente pobre.
Después de haber andado dos leguas por la población sin saber de ella, llegue a un asiento algo más llano, donde apareció estar el señor de aquel valle, que tenia las mejores y más labradas casas, este valle y población se llama Caltanmi. Del señor y gente fui muy bien recibido y aposentado”.
“Aquí me vinieron a ver otros dos señores que en aquel valle tenían su tierra, el uno cuatro leguas valle abajo y el otro dos leguas arriba y me dieron ciertos collarejos de oro de poco peso y valor y siete u ocho esclavas; y dejándolas así muy contentos me partí después de haber estado allí cuatro o cinco días.”
Nótese que a estas alturas aunque por los datos anteriores es confundible la ruta seguida por el conquistador, sabemos ya que primero pasó a Tlatlauquitepec, y ya se ha dado el encuentro entre Cortés y Olinteutli, de particular importancia para nosotros y de los cual abundaremos después.
Bartolomé Leonardo de Argensola, cronista de Aragón (1630) da a conocer de manera amplia el encuentro entre Cortés y Olinteutli, y nos dice que..
“... En cuanto a la idolatría de Zocotlan, trece templos ejercitaban el cuchillo inhumano. Tenia Moctezuma en él y su comarca a cinco mil soldados de guarnición y postas de dos en dos.. llamabase aquel gran cacique Olintetl. Salió a recibir a Hernando Cortes con benignidad y con ostentación; por medio de los interpretes le pidió Cortés admirado de su grandeza, que le dijese si era confederado o vasallo del rey de México. Respondió de presto: ¿Pues quien deja de ser esclavo de Moctezuma?. Yo soy- le dijo Cortés- vasallo de otro rey mucho mayor, a quien sirven innumerables príncipes; y deseo que tu le reconozcas. Respondió que solamente haría lo que Moctezuma le mandase. Con intervención de Marina , interprete, le satisfizo el cacique, diciéndole:
“Que Moctezuma era el rey mayor del mundo, por que abraza su dominio todo lo que yace entre el mar del norte y del sur, que residía, como en la silla de su imperio, en Tenochtitlan (que es México) ciudad la mayor y la mas fuerte del orbe, edificada en el agua así entendía el cacique la opulencia y la potencia de aquel rey”
Volviendo a los encuentros de Cortés con Olinteutli, el archivo parroquial de Tlatlauqui nos da cuenta de ello, mediante documentos de gran utilidad que fueron compulsados a finales del siglo pasado, y que sin lugar a dudas datan de la época de la Colonia, de allí se toma lo siguiente:
“Cortés estuvo tres veces en este pueblo”. Y antes que comencemos con los curas, por lo que mira a lo político y militar; según unos papeles viejos que hay en Nauhzontla, y que tienen los caciques consta por ello que al menos tres veces, estuvo en este pueblo de Tlatlauqui, el invicto conquistador de esta Nueva España Marqués del Valle Fernán Cortés y que le hacían su recibimiento como ahora, se hace con los curas en el paraje o sitio de Acuaco. En unas de estas ocasiones que fue la tercera refieren dichos papeles, que el señor y cacique de este Pueblo llamado Olinteuhtli; por no recibirlo (yo pienso seria de miedo) hizo fuga, y se retiro a una cueva de Xiuhcayuca, que es el cerro que esta una legua de aquí hacia el norte. Y que por el contrario don Diego Caltzin, señor de Nauhzontla le salió a recibir, le regaló y obsequió a dicho Marques del Valle; quien agradecido a su comedimiento, no menos que indignado de la urticidad del Olinteuhtli, le hizo merced a los hijos de aquel de el gobierno de este pueblo. Y así su nobleza desciende en mucha parte de la de aquel, si son verdaderas dichas noticias”
Como se ha visto el famoso Olinteuhtli era el representante en la provincia de Tlatlauquitepec del gran señor Moctezuma Xocoyotzin, era pues el gobernador militar de las tropas aztecas, que por su larga permanencia en el área habían relajado sus costumbres y son considerados por los conquistadores españoles, como los 2000 sirvientes del señor local.
De Tlatlauquitepec el conquistador se dirige hacia Tlaxcala y la vía será a través de Zaragoza que es reconocido como “Acuaco” en notas arriba, para después llegar primero al pequeño señorío de Tzautla y después al inexpugnable Castilblanco conocido por nosotros como Ixtacamaxtitlán quien lo recibe como amigo y le presta 400 hombres de guerra para marchar hacia México, en su frontera, en la gran muralla, los castellanos trabaran el primer combate con los “guardafrontera” de Tlaxcala, los otomíes de Huamantla, estos al mando del formidable Xicotencatl el joven
En cuanto a la encomienda de Tlatlauquitepec, los antiguos documentos parroquiales rezan:
“Fray Jacinto de San Francisco, que corrompido el vocablo le llamo el vulgo fray Cintos, fue conquistador de esta Nueva España en compañía del Marqués del Valle Don Fernando Cortés, cupieron en el repartimiento los pueblos de Hueytlapa y Tlatlauquitepec; donde andando trabajando por hacerse rico a costa del sudor y sangre de los indios que tenia su encomienda al tiempo que más engolfado estaba en la codicia de las cosas temporales, lo escogió nuestro señor para si."
Enviando una vez a Hueytlalpa unos indios criados suyos a otro pueblo dos leguas de allí, supo como otros indios infieles los habían cautivado y los querían sacrificar a sus ídolos. Tomo luego el camino para allá con la gente que pudo de sus tributarios y procuro librar a los que estaban en tanto riesgo y peligro de sus vidas.
Mas por permisión divina sucediole muy al revés de lo que pensaban , por lo que los indios infieles permanecieron contra él en tanta manera, que haciéndolo volver las espaldas (le) siguieron muy gran trecho con deseo de matarlo; y bajando por una cuesta le dieron tantas pedradas y golpes que se tuvo por milagro haber entonces escapado con la vida”.
Por lo tanto sabemos que al renunciar a la encomienda fray Cintos, los pueblos a él encomendados, regresan y pasan a poder de La Corona, sin que tengamos noticia de los documentos que lo reconocen, aunque estamos ciertos de que en 1535 se inicia en Tlatlauquitepec, la primera tasación por parte de la Corona (6
La propagación de la “Fe”correspondió a fray Andrés de Olmos, abnegado franciscano que acompaño a Cortés, quien fundó la mayoría de iglesias en la región como fueron Tlatlauqui, Santiago Yaonáhuac, Atempan, Chignautla, Teziutlán, Ayotoxco, Zacapoaxtla, Nauzontla y Hueytlalpan. Las fuentes documentales de la parroquia de Tlatlauqui, se refieren a este personaje de la siguiente manera:
“Según varias noticias mereció este curato ser albergue de aquel apostólico varón e incansable obrero fray Andrés de Olmos que murió en Tampico, y de quien tan buenas memorias se conservan en Zapotitlán y, la Totonaca, y se refiere Betancourt en su monologo seráfico”.
Por otra parte se cita en KOINONIA, revista de información pastoral: “En territorio poblano los conventos franciscanos se empiezan a fundar desde 1524, y el primero de ellos fue el de San Miguel de Huejotzingo. En el año de 1546 se funda el de Ixtacamaxtitlán, en unión de los de Xalacingo, Tlatlauquitepec, Teotitlán y Chíetla.”
Sabemos que primitivamente el edificio que hoy se conoce como el convento de Nuestra Señora de la Asunción en Tlatlauquitepec, fue construido por fray Andrés de Olmos con el objeto de convertirlo en un hospital de indios y no en convento, puesto que la orden aun no había decidido el establecimiento de estas instituciones. Es necesario hacer notar aquí que el entrar al antiguo convento de Tlatlauquitepec es como entrar al pasado, los sacerdotes regulares han cuidado de que el edificio se conserve en buen estado, con sus arcos bajos y su techumbre plana sostenida de recias vigas de madera., es en el archivo de este, convertido en parroquia donde existen documentos de gran importancia para las gentes que habitan esta histórica entidad, así como también existen pinturas que ya para estas fechas requieren restauración y la valoración de los propios y extraños.
A principios del siglo XVII, era obispo de Tlaxcala fray Alonso de la Mota y Escobar, el cual fue el primero en realizar un viaje por el territorio que abarcaba su diócesis, con objeto de saber cuantas personas formaban su grey, y como se comportaban los sacerdotes o pastores con ellos para lo cual realiza varios viajes de pueblo en pueblo y de ellos el seráfico padre nos ha dejado un Memorial (7) , donde existe testimonio de todos aquellos hechos y cosas que en su “gira” pastoral a nuestra provincia le acontecieron, de el primero de ellos encontramos:
“Año de 1609. primera salida Tlatlauquitepec. Leguas 5, de mal camino. Confirmados: 790. salí de (Santiago el) martes 27 de octubre, fui a comer a Acoaco (Acuaco), una fuente (ubicada) en despoblado, (a) tres leguas (y) fui a dormir a Tlatlauquitepec, por mal camino de montes y cuestas, que hay dos leguas, es pueblo de su majestad, doctrina del clérigo, sujeto a la justicia de San Juan de los Llanos, hablase en el, generalmente, lengua mexica algo tosca tiene 482 vecinos tributarios, es de temple frió, y de grandes montañas y neblinas, semejase mucho a la tierra de Vizcaya y montañas, es de tierra fértil y muchos barriles (con barro), a manera de gredales (arcillosos) se da mucho maíz. Pero lo que aquí se dan con gran abundancia son (las) manzanas de muchas diferencias y en diversos tiempos del año, desde San Juan hasta Navidad, sucesivamente, hay una especie de ella que llaman vedades que es blanca, hyuda clorosu (verdosa) y muy sabrosa y sana, tiene un agrito que remeda al de la guinda (Prunus capulli cav. ) dase por San Juan".
Asimismo, se coge grandísima cantidad de nueces de Castilla , muy blancas, se dan muchas guindas, que llegan a madurar muy bien y son muy estimadas, se dan peras, duraznos muchos y muy buenos. Hay muchas aves de la tierra de Castilla. Hay en su cercanía alguna pesca de bobos en poca cantidad.
Es el nombre de este pueblo Tlatlauquitepec, que suena cerro rojo, es fragoso de montañas y arboledas todo el distrito y de muchas aguas de arroyos y fuentes. Tiene buen templo y casa del sacerdote, es sano en su vivienda aunque las neblinas estragan la dentadura. Hay tres o cuatro españoles vecinos, casados.
La principal granjería de los naturales es vender sus manzanas, guindas y nueces, todo el año, de (lo) que sacan mucho dinero y, sobre los naturales bien abastecidos en cuanto lo que han de menester, así de comidas y de vestiduras, con este trato de manzanas y frutas.
Dije misa el día de todos santos y el día siguiente, de difuntos y predique a los naturales (sobre) la inmortalidad del alma y lo que es purgatorio y lo mucho que importa a las almas, que en él están, el ayuda a los fieles en sus oraciones y buenas obras hechas para su ayuda y satisfacción.
Visitóse la iglesia, pila y sacristía, en la cual se halló (una) buena cantidad de ornamentos adquiridos con la buena industria del clérigo Lorenzo de Orta, cuya persona y vida se visitó, y se hallo ser muy loable, acerca de todos.
Y así se le dio sentencia muy honrada, como la mereció (por) su buen proceder. Confirmé en este poblado 790 criaturas así de españoles como de indios naturales, con lo cual remató la visita de este partido.
En el año de 1610, fray Alonso de la Mota y Escobar vuelve a pasar por Tlatlauquitepec, y lo mismo haría en los años 1613 y 1616, dando razón en su memorial de los actos religiosos que lleva a cabo en la provincia, así como de los pueblos que visita en su recorrido.
A pesar de que “Acuaco” es mencionado como fuente en despoblado, se dice que ahí se reunía gente para recibir a los curas y su sola mención indica su antigüedad. (Existen elementos para asegurar que fue un pueblo). De los productos de la tierra como las manzanas, frutas traídas por los españoles, que en el escrito se mencionan, nos da la idea de las que aún se cosechan en la zona, principalmente en la comunidad de “Las Trancas”.
En cuanto a extensión territorial la crónica sacerdotal de la Parroquia de Tlatlauquitepec, a que hemos hecho alusión anteriormente nos dice que:
Por lo que mira a tierra, se extendía el dominio de este pueblo á lo de Tepeyahualco, Concepción y demás haciendas de los contornos, que hoy son fincas de mucho valor y precio y por la facilidad de los gobernadores y caciques antiguos en enajenar y vender los propios de el pueblo, se ve hoy estrechos a tierras montuosas y de poco precio.
Viniendo a tiempos más modernos y en orden a lo político, es muy cierto que este pueblo fue la cabecera de la provincia en él residía el Alcalde mayor, que entonces tenia el titulo de corregidor, hasta que se fundó el pueblo de San Juan de los Llanos (de un barrio que fue a ese fin; del pueblo de San Francisco Ixtacamaxtitlán) que se mudó su residencia y habitación allá. Sin duda por la humedad, nieblas y destemplanzas de esta tierra.
Sabemos que en el momento de la Conquista la provincia prehispánica de Tlatlauquitepec comprendía los 10 señoríos anotados, es decir abarcaba desde Hueytlalpan y Xonotla por el noreste hasta Ayotoxco y Hueytamalco y por el nororiente, así como Teziutlán por el oriente, siendo los terrenos de Zaragoza y Tenextatiloyan los límites del lado sur, es decir formaban el límite entre este señorío y el de Tzautla, y el de Tepeyahualco (5).
LUGAR QUE ESCOGIERON LOS ESPAÑOLES LAVÍN PARA FUNDAR LO QUE EN UN PRINCIPIO LLAMARON VILLORRIO DE SAN ISIDRO, ESTO DIO ORIGEN A LA HACIENDA DE ZARAGOZA, AL CENTRO DE LA FOTOGRAFÍA SE PUEDE OBSERVAR LA CÚPULA DE LA CAPILLA Y EL CAMINO QUE CONDUCE A LOS ANTIGUOS HORNOS DE CAL., ACTUALMENTE SE DENOMINA RANCHO DE SAN FELIPE Y AUN CONSERVA SU BELLEZA Y TRANQUILIDAD, COMO INVITÁNDONOS A CONOCERLO.